Una ermita en San Juan
SAN JUAN, Sonia y Alberto Hierrezuelo. Las
Misiones 2010 “Manus Marie”, el rezo del Santo Rosario en el terreno,
capitales de gracias, el esfuerzo de su Asociación Civil, aportes y
donaciones de la familia, concluyeron con una ermita de la MTA en San
Juan, Argentina.
Todo comenzó en julio del año 2009
Todo
comenzó en julio del año 2009, cuando la Familia de San Juan fue
bendecida con un terreno para su futuro Santuario. Ubicado a pocos
kilómetros de la ciudad, en una zona muy fértil, junto al Río San Juan y
con las Sierras de Pie de Palo como marco.
Así comenzó la conquista: los misioneros
de la Campaña junto a la comunidad de la Villa San Judas Tadeo
comenzaron a acercarse a rezar allí el rosario, la Juventud Femenina y
Masculina ofrecían como Capital de Gracias sus misiones “Manus Mariae”
en las villas aledañas, la Rama de Madres sus Alianzas, las
Profesionales sus reuniones quincenales.
Todo demostraba que la Mater quería instalarse allí.
Un sueño comenzó a gestarse…
Así
comenzó a gestarse en sus mentes un sueño: levantar en su terreno la
ermita de la Madre tres veces Admirable de Schoenstatt y así, con su
presencia, comenzar a regalar las gracias a quienes se acerquen a Ella.
Era necesario recaudar el dinero. Para
ello se movilizó a toda la Familia que con mucho esfuerzo logró este
fin. También hay que destacar los importantes aportes que se agregaron
de muchas personas muy comprometidas con la Madre. Así llegaron a
obtener el monto necesario para comenzar su construcción.
Fue a través de la Asociación Civil “San Miguel Arcángel” que llegaron a concretar este hermosa ilusión.
Llegó el día tan esperado
Llegó
el día tan esperado: 18 de diciembre de 2010. Con la presencia del
Obispo Monseñor Alfonso Delgado, sacerdotes amigos, la Hermana Catalina
Walsh, la Familia de San Juan, representantes de la Familia de Mendoza,
autoridades del gobierno, vecinos de la zona, en un acto emotivo
bendijeron su ermita, celebraron la Santa Eucaristía y renovaron la
Alianza de Amor con la Mater.
“Fue un día de fiesta para nuestro
espíritu que quedará plasmado en nuestras mentes y corazones”,
comparten Alberto y Sonia, coordinadores diocesanos. “Fuimos elegidos
como humildes instrumentos para que se instalara allí, rodeada de una
corona de flores como una verdadera triunfadora, sonriente ante los
ojos de todos sus hijos, que dichosos de su presencia, agradecíamos a
Dios por habernos regalado a su Madre”.
Gracias, Madre, por estar allí, derramando tus gracias y bendiciones a todo el pueblo sanjuanino que acude a Ti.
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