Pedagogía
FORMACION DEL HOMBRE NUEVO EN LA COMUNIDAD NUEVA
La propuesta pedagógica de
Schoenstatt es parte de su misma esencia. Por eso se considera a sí
mismo un movimiento de educación y de educadores.
Fundado
en un inmenso amor a la Virgen María y dotado de un personalísimo
carisma y una profunda visión del futuro, el Padre José Kentenich fue
gestando a lo largo de su vida, con un fino instinto psicológico, una
concepción psico-pedagógica-orgánica del hombre que, más tarde, se
traduciría en una educación en el amor a través de la confianza, la
libertad, los vínculos y los ideales, capaces de llevar a ese hombre a
la alianza con Dios a través de María y a la unión creadora con los
demás y con el entorno.
Frente a la atrofia de la capacidad para
amar del hombre de hoy, debida a la separación de la fe y la vida, el
Padre José Kentenich preconizó la vivencia de una nueva dignidad de
cada hombre y mujer, fruto de la conciencia de saberse amado y llamado a
la existencia por un Dios que es amor. Es en este contexto donde su
pedagogía se convierte en camino para desarrollar de forma integral a
los educandos que, así, podrán convertirse en hombres y mujeres libres y
autónomos, capaces de actuar en la sociedad de un modo solidario,
responsable y con rigor profesional y, sobre todo, con amor.
El Padre Kentenich ha descrito en numerosas jornadas su concepción de la educación. Con diferentes acentos y matices la define:
Educar significa servir
desinteresadamente a la originalidad y particularidad ajena, es decir,
servir desintersadamente a la gran vida que Dios ja depositado en cada
persona.
J. Kentenich, para un mundo del mañana, 28
El fin de la educación es la madurez
humana, religiosa y social del individuo. La vida es el criterio
fundamental de la educación, proque educar es servir desinteresadamente a
esta vida: "Educar siginifica concebir vida, despertar vida y transmitir vida", dice el P. Kentenich.
Rasgos de la pedagogía de Schoenstatt
A partir de las fuerzas pedagócicas: la pedagogía de la Alianza
Al visualizar las fuerzas que movilizan el proceso pedagógico hablamos en Schoenstatt de una pedagogía de la Alianza.
En la Alianza encontramos al hombre y a
Dios, la naturaleza y la gracia. El hombre es agente activo de la
educación. Como la arcilla que puede ser trabajada y convertirse en una
obra de afte, así también el hombre - cada hombre - es potencialmente
una obra maestra, imagen de la Trinidad. El individuo es el alfarero de
su destino y responsable de su pasado, presente y futuro. Nadie puede
quitarle este derecho ni manipular su existencia. Como actor del proceso
debe "autoeducarse", es decir, tomar en serio la responsabilidad por
su propia vida, de la cual rendirá cuentaos ante Dios.
En la Alianza, Dios viene en ayuda del
hombre. Este recibe de Él la fuerza, las orientaciones, el sentido y la
motivación para el proceso de cambio. La experiencia ha demostrado que
toda "idea" pedagógica que conscientemente aparte los valores
religioses, tropieya con las limitaciones inherentes a la naturaleza y
conduce a contradicciones intrínsecas. La pedagogía de la Alianza de
funda en el adagio tomista: "La gracia presupone la naturaleza, la eleva
y perfecciona." Mientras mejor dispuesta esté la naturaleza - más sana
y reconciliada - más fecunda será la gracia. La gracia planificará las
potencias naturales existentes. No hay dicotamía ni contradicci¿on
entre ambas fuentes sino colaboración armóncia.
A partir del educador: Pedagogía de confianza, Pedagogía de libertad y pedagogía de amor
La pasión a educar: he aquí la clave del
educador schoenstattiano. A partir del educador definimos la pedagogía
de Schoenstatt o pedagogía kentenijiana como una pedagogía de
confianza, de libertad y de amor.
Pedagogía de confianza
Hay que ganarse la confianza y brindar
confianza. Para ganarse la confianza, es imprescindible el contacto con
la vida. Sin ese fluido vital que emana del educador, sin el hilo
magnético de empatía y simpatía que conduce a una relación de intimidad y
diálogo, no se logrará nunca la confianza. Hay que "hablar el mismo
lenguaje", captar los intereses y las necesidades, aprender a escuchar y
ejercer la labor con paciencia y un gran desprendimiento. De especial
importancia es que se respete la misión, la originalidad y las
necesidades del otro. Ganarse la confianza es fruto de una autoridad
interior.
En segundo lugar, el educador debe
brinder confianza. Se trata de despertar la corresponsabilidad, actitud
esencial para crecer como persona autónoma y creadora.
Pedagogía de la libertad
Tocamos aquí uno de los aspectos centrales de la pedagogía kentenijiana: la educación para la autonomía. "Tenemos
que formar hombres que sepan decidirse por sí mismos, impulsados desde
adentro, y que aprenden a obedecer a su conciencia." (P. J. Kentenich, 1931). De allí que una de las pautas de autocrítica del educador schoenstattiano sea la siguiente: "Una pregunta decisiva: ¿Eduqué hombres autónomos que pueden proseguir su camino con valentía, aun sin mí?"
Cuanto mayor sea el margen de la
libertad, tanto más se forjan las personalidades con brillo personal y
se evita una postrera rebellión o compensación tardía. Los "moldes"
pedagógicos y las educación según "clisés" nuca darán los respultados
auténticos y óptimos que se desean para el tiempo de hoy. La tarea
central del educador es conducir a través de una atmósfera positiva, de
un clima motivador, donde los valores sean captados en todos los
niveles: intelectual, volitivo y acectivo. Surgirán los compromisos
serios pero libres, que emergen del interior del individuo o de la
comunidad. El educador que sabe trabajar con el principio de la vida,
suele conducir a la magnanimidad, no obliga bajo la presión y
programación del "deber" sino bajo la surgerencia del "poder" y
"querer".
Pedagogía de amor
Las exigencias deben estar siempre
inspiradas por el amor y conducir al amor. El Padre Kentenich lo definía
como "amor pedagógico", y entendía por tal el amor que tiene la virtud
de transferir vida al educando. Sin este amor pedagógico no existe
educación. Es pedagogía basada en el ejemplo del Buen Pastor.
A partir de los medios: La Pedagogía de las vinculaciones
El hombre es un ser relacional. Su
identidad se consolidará en la medida en que pueda desarrollarse como
tal. Las vinculaciones son el medio educativo más rico para alcanzar un
buen éxito pedagógico. El Padre Kentenich ha hecho un análisis de la
importancia de los vínculos. Percibió que la soledad y aislamiento, el
abandano y la insatisfacción, el empobrecimiento y las deficiencias
psíquicas y mentales, el miedo y los temores en que vive el hombre de
hoy tienen una fuente común: la ausencia o atrofía de los verdaderos
vínculos.
Las vinculaciones son relaciones
cimentadas en la unión afectiva e inspiradas en el amor, que mantienen
una gran continuidad. Nacen de las experiencias profundas, captan a toda
la pesona, su inteligencia, voluntad y sentimientos. Suelen anidar el
subconsciente y mueven a actitudes y compratamientos motivados por su
energía propia. No están sujetas a variaciones momentáneas, sino que se
prolongan por un largo período o por toda la vida del hombre.
La respuesta a esta situación la
encuentra el Padre Kentenich en lo que llama el "organismo de
vinculaciones". Schoenstatt conoce y trabaja en la pedagogía con tres
tipos de vinculaciones básicas:
- vinculaciones a personas (familia, grupos, María, santos...)
- vinculaciones a lugares (Santuario, Santuario Hogar...)
- vinculaciones a ideas o valores.
A partir de la modalidad: Pedagogía orgánica
La educación es un proceso integral:
abarca la totalidad del individuo y sus etapas. Si el hombre es una
realidad orgánica, también el proceso de su crecimiento será orgánico.
Esta "organicidad" conoce leyes que deben respetarse como modalidades de
la educación: El crecimiento es lento, el crecimiento va desde dentro
hacia fuera, y de una totalidad orgánica -germinal - a otra totalidad
orgánica - más global.
A partir de la meta: Pedagogía del ideal
La meta de la educación es la madurez
humana y religioso del individuo. Pero por encima de esta madurez,
Schoenstatt conoce la pedagogía del ideal. El ideal es algo más que un
proyecto de vida; es la respuesta a las preguntas existenciales: ¿Quién
soy?, ¿De dónde vengo?,¿ A dónde voy?
El ideal personal presupone la
fe en que cada persona es irrepetible y singular. Este individualidad
la recibe de Dios, el Creador. En la mente y el corazón divino hay una
concepción original de cada individuo. Como el artista que concibe la
obra antes de realizarla, así Dios, el gran "Artífice", tiene una idea
pecularísima de cada ser. La tarea, y por tanto el ideal, está
condicionada por la estructura física, psíquica y espiritual del
individuo; también la atmósfera propia - época, circunstancias,
ambientes sociales, culturales y familiares - van conformando y
esclareciendo la misión de vida. El ideal personal puede definirse como
las disposiciones y actitudes fundamentales del alma que, fielmente
cultividas, se desarrollan orgánicamente hacia la plena libertad humana y
de los hijos de Dios. El ideal personal no es una idea abstracta; está
ya en germen en el individuo, en sus anhelos, es sus capcidades y en
su historia. En el mundo actual, donde el individuo corre peligro de
perder su núcleo y negar su identidad, siendo vivido desde afuera y
manipulado en sus inquietudes y necesidades, la pedagogía del ideal
ayuda a armonizar la personalidad, mantener la identidad y brindar
sentido a la vida.
Lo que dijimos del ideal personal vale
análogamente para cada grupo social. La familia, la empresa, el colegio y
la parroauia, pueden hallar en la pedagogía del ideal un medio
propicio para crecer y desarrollarse original y fecundamente. El ideal comunitario
es la figura del ideal de una comunidad nueva, aquella formada por
individuos nuevos y movidos por la fuerza que proporcionan la comunión
en el amor y la participación en un idea.
La sistematización de estos ejes
pedagógicos describe un proceso vital, por tanto se trata de aspectos de
un todo. Al describirlo distinguimos, para un mejor análisis y
comprensión, realidades que se dan vitalmente entrelazadas y que se
complementan. La propuesta pedagógica de Schoenstatt se concreta en
conceptos pedagógicos para la educación de niños y jóvenes en la
familia, en jardines de infantes y colegios, como también en la
formación en el ámbito eclesial y empresarial, y su aplicación en la
comunicación, el liderazgo, en lo político y en el compromiso social.
Fuentes:
Tiempos más nuevos, Madrid
P. Guillermo Carmona: La pedagogía de Schoenstatt, en: Schoenstatt, ¿qué es?, Editorial Patris Argentina, 2003, ISBN 950-9579-52-1
Iniciativas pedagógicas de SchoenstattTiempos más nuevos, Madrid
P. Guillermo Carmona: La pedagogía de Schoenstatt, en: Schoenstatt, ¿qué es?, Editorial Patris Argentina, 2003, ISBN 950-9579-52-1
Para profundizarse en el tema:
- P. Ángel Strada, Propuesta Pedagógica, Editorial Patris Argentina
- P. Horacio Sosa: El perfil del educador, Editorial Patris Argentina, ISBN 950-9579-33-5
- Tiempos más nuevos: La pedagogía de Schoenstatt
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