Movimiento Apostólico de Schoenstatt, un movimiento dentro de la Iglesia
El Movimiento de Schoenstatt se cuenta entre los más antiguos de los " movimientos y nuevas comunidades" de la Iglesia Católica.
Fue fundado por el Padre José Kentenich (1885 - 1968).
Su nombre deriva del lugar donde surgió: Schoenstatt, un barrio del
pueblo de Vallendar, próximo a Coblenza, Alemania. La fundación tuvo
lugar el 18 de octubre de 1914,
en el "Santuario original", una modesta capilla consagrada a la Sma.
Virgen. Schoenstatt interpreta esa fundación como una "Alianza de Amor"
según el modelo bíblico de la Alianza de Dios con los hombres.
La Sma. Virgen, la mujer que está cerca
de Dios y de los hombres, desempeña un papel central en esa Alianza de
Amor. Mediante dicha Alianza, en la cual es muy importante la mutua
responsabilidad de los aliados, se le pide a la Sma. Virgen que obre
especialmente en Schoenstatt como madre y educadora de los cristianos, y
los conduzca así hacia un amor a Dios y a los hombres que sea profundo y
vital, y capaz de proyectarse en la vida diaria.
La Alianza de Amor con la Sma. Virgen, y
la consiguiente vinculación al "Santuario original", se convirtieron en
eje de Schoenstatt en cuanto centro de espiritualidad, y en eje y hogar
espirituales del Movimiento apostólico internacional de Schoenstatt.
Hoy Schoenstatt es centro internacional y espiritual del Movimiento de Schoenstatt, presente en más de 110 países. En todo el mundo existen unos 200
centros de Schoenstatt con su correspondiente "Santuario de
Schoenstatt", copia fiel del Santuario original que se alza en
Schoenstatt/Vallendar. Schoenstatt acompaña y forma a varios millones de
personas en su camino de fe, sobre todo mediante la "Campaña de la
Virgen Peregrina de Schoenstatt", surgida en 1950 en Brasil. A través de
esta Campaña, la Iglesia va en busca de los hombres con una pastoral
misionera y de encuentro.
La espiritualidad de Schoenstatt está
marcada decisivamente por la fe en la conducción divina en la vida
diaria y por un organismo de vinculaciones a personas, lugares e
ideales.
Ya décadas antes del Concilio Vaticano
II el P. Kentenich percibió con claridad que la Iglesia necesitaba
personas y comunidades que estuvieran formadas desde lo interior de sí
mismas y no por el entorno que las rodeaba; personas y comunidades que
en el "espíritu de los hijos libres de Dios" supieran decidirse
personalmente por Dios. Schoenstatt considera que una de sus principales
tareas es mantener vivo el espíritu del Concilio Vaticano II y ayudar a
plasmarlo cada vez más en la realidad de la Iglesia.
En la labor concreta se trata de crear
las condiciones pedagógicas que promuevan una fe que cale en la vida
cotidiana. Junto con otros medios prácticos para la educación de la
personalidad, la espiritualidad de Schoenstatt ofrece sobre todo una
formación sustentada en la vida misma: en los acontecimientos, los
hombres, los encuentros, el Dios de la Vida nos habla y llama a obrar
concretamente.
En la Alianza de Amor y en la
vinculación a los diferentes Santuarios de Schoenstatt, los hombres
hallan un hogar en el amor misericordioso de Dios que es fundamento
firme para la actividad apostólica. Se entregan al amor redentor de
Cristo que impulsa hacia la acción evangelizadora. Tal como lo acentuara
el P. Kentenich en armonía con el Concilio, el objetivo es modelar el
mundo desde adentro y en el Espíritu Santo, llevar en sí mismo la
atmósfera religiosa y encauzarla hacia el entorno. De este modo
Schoenstatt procura generar un clima en el cual crezcan hombres,
cristianos, que se decidan libremente, que tomen iniciativas,
conscientes de la responsabilidad que tienen para consigo mismos, para
con los demás y para con el mundo, que se alegren de la variedad de
vocaciones y carismas.
Los miembros del Movimiento trabajan en
una gran cantidad de proyectos educativos, asistenciales, actividades en
el campo de las misiones, la cultura y la política, particularmente en
colaboración con otras comunidades religiosas e iniciativas de la
Iglesia
No hay comentarios:
Publicar un comentario