QUERIDOS HERMANOS EN LA ALIANZA
Hay días que se vuelven históricos. El 22 de mayo,
a eso de las 10 de la mañana, un grupo de Padres de Schoenstatt
estábamos reunidos en Sión cuando recibimos un mail con la
extraordinaria noticia de que los Palotinos habían donado el Santuario
original; en el mail se indicaba el link de la página web de los
Palotinos de Alemania. Buscamos la página y decía: “La
comunidad de los Palotinos regala al Movimiento de Schoenstatt, para el
año jubilar 2014, la capilla de peregrinación en Vallendar-Schoenstatt.
Lo decidió la Asamblea Provincial, el máximo órgano decisorio de la
comunidad, en su sesión del 22 de mayo de 2013, en el provincialato de
Friedberg, Baviera. Junto con la capilla se incluye en la donación la
plaza de peregrinos colindante”. Inmediatamente se sucedieron llamados para confirmar la gran noticia. Era verdad: el Santuario original era nuestro.
La noticia se expandió
por todo el mundo como una gran ola de alegría, despertando en la
Familia de Schoenstatt una inmensa gratitud a Dios y a la Sma. Virgen.
En muchos Santuarios se repicaron las campanas anunciando la gran
noticia, y muchos la recibían con lágrimas en los ojos. El Santuario
original por fin es nuestro. Es un milagro.
Haciendo un poco de historia: en el año 1965, al regresar el P. Fundador
del exilio, estando él en Roma y a instancias de la Santa Sede, se
llevaron a cabo reuniones entre los Palotinos (dueños del Santuario
original) y el Movimiento de Schoenstatt, acerca del uso del Santuario.
Se llegó al compromiso de que Mons. Wissing, responsable de Schoenstatt,
nombraría a un sacerdote Palotino como rector del Santuario y a un
sacerdote de Schoenstatt como rector del Movimiento Popular y de
Peregrinos, y entre ambos deberían ponerse de acuerdo sobre el uso del
Santuario original.
Pero la tarde anterior a
la firma del acuerdo el P. General de los Palotinos fue a ver al P.
Fundador muy preocupado, porque se encontraba en una situación muy
difícil: consideraba que con el acuerdo se le quitaría a los Palotinos
el derecho de designar al Rector del Santuario, derecho que les
correspondía por sus constituciones. Él consideraba esto como una
intervención foránea que le crearía un problema grave en su comunidad.
El P. Fundador le respondió que Schoenstatt no quería quitarle a los
Palotinos ningún derecho, lo que solamente quería era poder tener acceso
libre al Santuario, de modo que si el Padre General se comprometía a
respetar ese derecho, él se comprometía a que ese acuerdo no se firmara.
El P. General Palotino quedó muy satisfecho con estas palabras del P.
Fundador.
El P. Kentenich habló
entonces con Mons. Wissing y con Mons. Tenhumberg, los representantes de
Schoenstatt en las conversaciones ante los Palotinos; les expuso la
situación y les pidió que no se firmara este acuerdo. Mons. Tenhumberg
le expresó al P. Fundador que dudaba de que este compromiso con el
General de los Palotinos se cumpliera, a lo cual el P. Kentenich
respondió: “Bien, yo asumo esta responsabilidad”. No obstante el gesto
generoso del P. Fundador, siguieron tiempos de distanciamiento e
incomprensión.
El P. Fundador contó a
sus colaboradores que el motivo por el cual había actuado así era que él
no quería que hubiera vencedores y vencidos en la problemática en torno
al Santuario original, ya que tarde o temprano deberíamos poder
trabajar juntos. Era conveniente que no quedaran heridas abiertas para
permitir más tarde una relación más fraterna. Según su visión, en el
futuro podía suceder que, cuando hubiera nuevas generaciones de
Palotinos que no fueran parte de los conflictos con Schoenstatt, ellos
mismos entregaran el Santuario original ya que no les significaría nada
especial para su vida y su misión. Esto es lo que, después de 48 años,
ha sucedido el 22 de mayo.
Todavía falta aclarar
qué pasará con los caminos de acceso al Santuario, los lugares de
estacionamiento, la sacristía y las formalidades del traspaso que
concretarán la posesión definitiva del Santuario original. Seguramente
Uds. se preguntarán: ¿qué podemos hacer para colaborar? ¿Es suficiente
decir “muchas gracias” y hacer una oración? Como les escribí en la Carta
de Alianza de febrero último, creo que, hoy más que nunca, nuestros “aportes” para poseer verdaderamente el Santuario original deben ser:
1º ofrecer capital de gracias: El Santuario original será definitivamente nuestro cuando lo “conquistemos” con nuestras entregas solidarias de amor.
2º esforzarnos por la unidad fraterna de la Familia: el Santuario original será nuestro “hogar común” si vivimos en Alianza de Amor entre nosotros. Crezcamos en fraternidad y generosidad, dejemos de lado absurdas ambiciones y juegos de poder, y fomentemos la unidad, el diálogo sincero y el trabajo en común.
3º gestar cultura de Alianza: siguiendo el ejemplo del P. Kentenich y los primeros misioneros de Schoenstatt ofrezcamos la Alianza de Amor, estrechemos vínculos y tendamos puentes entre los hombres y de los hombres con Dios.
En este año de la fe y la misión, el Papa Francisco nos convoca a ser
una Iglesia abierta y peregrina: regalemos el mensaje de la Alianza de
Amor con María y seamos constructores de “cultura de Alianza”.
Queridos hermanos, estoy seguro de que el P. Fundador hoy nos diría nuevamente las palabras de Goethe: “Lo que heredaste de tus mayores, conquístalo para poseerlo”.
Con alegría, les mando desde el Santuario un cordial saludo y bendición.
¡Feliz día de Alianza!
P. José Javier Arteaga
¡CON MARÍA ARDAMOS POR LA MISIÓN!
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