Panorama de la Historia de Schoenstatt: desde la capilla hasta los confines del Mundo
Cuando el P. Kentenich y los
estudiantes sellaron la Alianza de Amor con María en la pequeña capilla
en el valle de Schoenstatt, nació un lugar gracias, que se convirtió en
el origen de un Movimiento que crecería, y se expandería pero que
también experimentaría severas pruebas y tormentas.
El Padre Kentenich quería,
esencialmente, crear una vida espiritual que fuera adaptable a
condiciones de cambios rápidos del mundo moderno. Los propósitos y
planes de los jóvenes estudiantes fueron duramente puestos a prueba
cuando muchos de ellos fueron llamados a servir en los frentes de
batalla en la primera guerra mundial. Fue ahí que, esta nueva visión y
vida pasaron la prueba, y la vida y el testimonio de los jóvenes
miembros de Schoenstatt - apoyados por la revista MTA que llevó sus
experiencias más allá de sus propios rangos - atrajeron a más personas
de diferentes estados de vida.
Entre Guerras
Entre las guerras, Schoenstatt empezó a
crecer como un centro de retiros que servía a distintos grupos de
personas de diferentes estados de vida. El mismo P. Kentenich dio muchas
de las charlas y retiros, desarrollando el tema de la Alianza de Amor
con María. El hizo énfasis en como el mundo se movía hacia una nueva
era y la Iglesia debía dar una respuesta convincente a las necesidades
del tiempo. Durante los años 30, las actividades del Movimiento fueron
seguidas desde cerca por los Nazis.
Al mismo tiempo, El P. Kentenich empezó a
enviar Hermanas de María a otros continentes para expandir el
movimiento en los diferentes países. Era muy común que antiguos
estudiantes de la generación fundadora, que ahora trabajaban como Padres
Pallotinos en otros continentes, abrieran las puertas para ellas.
Internacional
En 1941 el P. Kentenich fue arrestado y
enviado al campo de concentración de Dachau por cuatro años. Él empezó a
expandir Schoenstatt ahí entre los prisioneros, también italianos,
polacos, checos y de otras nacionalidades.
En 1944 fundó, junto con ellos, la "Internacional."
El primer santuario filial fue
inaugurado el 18 de octubre de 1943, por Mons. Alfredo Viola, Obispo de
Salto, en Nueva Helvecia, Uruguay. Los santuarios filiales surgieron
por iniciativa de las Hermanas de María alemanas que fueron enviadas
como misioneras a los países sud-americanos.
Las Hermanas de Uruguay se habían dado
cuenta lo difícil que era vincular un pueblo a un santuario distante, y
además de eso, en territorio alemán, en un tiempo de guerra y subjeción
al nacismo. Tuvieron la iniciativa de construir una réplica del
Santuario Original, que fue inaugurada el 18 de octubre de 1943, en
Nueva Helvecia. Por ese entonces, el Fundador, P. José Kentenich, estaba
en Dachau, por eso no fue posible pedir antes su consentimiento
expresamente.
Al recibir noticias de este hecho, el P.
Kentenich vio una acción divina y asumió la idea de construir un
santuario filial en cada lugar donde Schoenstatt florecía. Hoy
Schoenstatt no es solo un lugar de gracias a orillas del Rin en
Alemania. En torno a cada santuario filial (200 hoy en día) Schoenstatt
es también un lugar hermoso donde muchos podemos experimentar la
presencia de Dios. Schoenstatt es una "red de santuarios" y quiere ser
un puente entre la tierra y el cielo, hasta que todo el mundo se
convierta en un "lugar hermoso."
Frutos de "Dachau"
En Dachau el Padre Kentenich pudo
experimentar en si mismo, y en la vida de aquellos schoenstattianos que
lo acompañaban, la fuerza transformadora y victoriosa de la Alianza de
Amor con la Sma. Virgen, con la Madre Tres Veces Admirable de
Schoenstatt.
Alianza de Amor vivida, ciertamente, a
la altura de la «Inscriptio», es decir, con una predisposición positiva
frente a la realidad de la Cruz y del sufrimiento. En ese banco de
pruebas vivió el choque frontal entre el «poder de las tinieblas» (cf
Col. 1, 13) y la Gran Señal, la «Mujer revestida del sol» (cf Apoc 12,
1). Y allí recibió una doble confirmación: por una parte, la catástrofe
antropológica hacia la cual marchaba el Occidente; por la otra, el
sello divino de la Obra que había fundado. Más aún, percibió que el
«fenómeno Dachau» no era un hecho aislado, sino más bien el preludio de
lo que, de una u otra manera, iba a suceder en todo el mundo. Los
campos de concentración -afirmará- han sido, al mismo tiempo, «campos
de preparación».
De ahí que, saliendo de Dachau, cambiara
la estrategia en la conducción de la Familia de Schoenstatt. Si hasta
ese momento, es decir, durante treinta años, su acción se caracterizó
por un estilo más bien silencioso y prudente, en adelante su actuar
llevará la impronta del riesgo, la audacia y una dinámica mucho más
fuerte.
Debemos registrar también otro hecho
decisivo: en el campo de concentración, el Padre Kentenich fundó la
«Internacional» de Schoenstatt. A ello lo llevó una lectura creyente de
las circunstancias, de los signos de los tiempos. Allí se encontraban
prisioneros sacerdotes de diversos países de Europa. En ese
acontecimiento, ¿Dios no le estaba indicando un camino para darle una
dimensión y dinámica internacionales a la Obra que había comenzado? El
18 de octubre de 1944, bajo la lluvia, el Padre Kentenich dio un paso
decisivo hacia adelante: «... Hoy queremos formar aquí una
«Internacional». Todos están representados. Hasta ahora Schoenstatt era
una obra limitada. Hoy rompe el marco y se hace internacional».
En Dachau, y en el Tercer Documento de
Fundación, encontramos las claves decisivas que iluminan todo el
periodo siguiente de su acción apostólica. Tras haber podido percibir,
en forma directa, los extremos de rebajamiento del hombre a que conduce
todo proyecto colectivista -cualquiera sea su variante o tonalidad-,
tras experimentar el espíritu con el cual se puede vencer ese tipo de
hombre y darle a su Obra una base conscientemente internacional, el
Padre Kentenich parte de Dachau. Y, en cuanto se lo permiten las
circunstancias, sale al mundo en búsqueda de aliados: «Nuestra misión
mariana no me ha dejado en paz; me ha dado fuerza y coraje para
rastrillar todo el mundo, buscando aliados que me ayuden a realizar
plenamente esta misión» (carta al Padre Carlos Sehr, 1956). Entre 1947 y
1952, visito a Sudáfrica, Brasil, Argentina, Uruguay, Chile y Estados
Unidos.
Pruebas
Durante este periodo escribió una larga
carta a las autoridades de la Iglesia en Alemania, que puso sobre el
altar del santuario en Bellavista, Chile, el 31 de Mayo de 1949. En esta
carta, el P. Kentenich resalta los peligros que enfrenta la Iglesia
debido a algunos modelos de pensamiento teológico que separaban la vida
de Dios de su creación y a nuestra humanidad del Espíritu, una actitud
que él describe como un "pensar, vivir y amar mecanicista." La carta no
fue comprendida sino considerada como ofensiva. Una respuesta a esto
fue la visitación a Schoenstatt por parte de las autoridades eclesiales
luego de la cual, el P. Kentenich fue exiliado a los Estados Unidos
por 14 años. Durante este tiempo, el Movimiento en Schoenstatt y en
otros países sufrió una severa presión y estuvo cerca de ser disuelto
en varias ocasiones. En el Movimiento, este tiempo llevó a una entrega
heroica y a muchos sacrificios, siguiendo el ejemplo de amor a la
Iglesia de su Fundador.
El Concilio Vaticano II abrió una nueva
visión de la Iglesia que comprendió mejor la obra del P. Kentenich y en
1965 fue llamado de regreso a su tierra y plenamente restituido por el
Papa Paulo VI. Durante los tres años siguientes le fue posible
continuar con su trabajo con el Movimiento, murió el 15 de septiembre
de 1968.
Después de la muerte del Padre
Kentenich, el Movimiento de Schoenstatt permaneció profundamente
vinculado a la persona del Fundador, trabajando en el crecimiento de una
fidelidad creativa a su misión y a su carisma, adaptándose a nuevos
ambientes culturales y a retos históricos.
Rumbo al centenario de la Alianza
En 1985, la celebración del cumpleaños
número 100 del P. Kentenich, el Movimiento de Schoenstatt se unió en una
gran celebración internacional en Schoenstatt y Roma, bajo el lema: Tu
Alianza - nuestra Vida.
Desde entonces, el Movimiento se ha
extendido en más países y, recuperándose de los "años de exilio,"
trabaja para ofrecer su contribución a la Iglesia y a la sociedad,
también en colaboración con otros movimientos eclesiales.
Desde el 1° al 7 de febrero de 2009, la
Conferencia 2014 dío inicio a nivel mundial a la preparación del
centenario de la Alianza de Amor, comenzando con el 18 de octubre de
2013, y culmindando con una peregrinación masiva al Santuario Original,
el 18 de octubre de 2014, y luego a Roma.
El documento de la Conferencia 2014 dice:
La "piedra
fundamental" es la celebración del acontecimiento fundacional. En torno a
ella se nuclean los demás componentes de la celebración: en
Schoenstatt, en Roma y localmente.
A partir de los
aportes de los distintos países percibimos claramente que la MTA nos
invita a una peregrinación abierta al santuario original el 18 de
octubre de 2014. El lugar y el tiempo tienen para nosotros carácter de
sacramentales.
La celebración en el
lugar de origen debe estar en conexión simultánea con todo el mundo.
Así se manifiesta la amplitud de irradiación de la corriente de gracias
del santuario original y la gran fecundidad que retorna al Schoenstatt
original después de 100 años.
La celebración
jubilar tiene otro polo en Roma. Con nuestro Padre nos congregamos en el
corazón de la Iglesia para renovar nuestro compromiso con ella y
acentuar nuestro carácter misionero. Llevamos los frutos de nuestros
Santuarios y nuestros proyectos apostólicos como regalo, y le pedimos al
Santo Padre que nos envíe. Asumimos así el deseo del Fundador que está
expresado en el santuario de Belmonte: omnia Matri Ecclesiae.
Fuente: Schoenstatt.org