miércoles, 19 de junio de 2013

MISAS EN EL TERRENO A CONSTRUIR NUESTRO SANTUARIO EN SAN JUAN - ARGENTINA

Misa 2º Domingo

Querida Familia, se acerca el 2º domingo de mes (8 de
julio) donde nos encontraremos a las 11hs.
Felices de poder reunirnos en nuestro Terreno
De compartir la Santa Eucaristía
Sabemos que nos cuesta, pero ustedes no se
imaginan la alegría que debemos provocar a nuestro
Padre del cielo, a nuestra Mater y nuestro padre José,
el de poder ver a una familia unida y comprometida.
No desaprovechemos esta nueva oportunidad que
se nos brinda

UNIDOS POR EL AMOR A LA MATER
SONIA Y ALBERTO HIERREZUELO
COORDINADORES DIOCESANOS
MOVIMIENTO APOSTOLICO DE SCHOENSTATT - SAN JUAN
  

Muchas son las personas elegidas por Dios que tienen la posibilidad de conquistar un Santuario para María; otros ya nacieron con el gran regalo de este hogar en sus diócesis. Pero a la Mater nadie le gana en generosidad y hoy en día nos invita a vivir la misión de todo fundador: la conquista del Santuario.
Aunque San Juan pueda ser un pueblo muy chico, desértico y con una familia en crecimiento, estamos totalmente conscientes de que la Mater nos ha elegido. Ella nos ha llamado para que nuestro Santuario pueda revivir el fervor de fundación de su Hogar. Sí, así como lo hicieron los primeros héroes hace 100 años.

miércoles, 12 de junio de 2013

"Mi vida y Yo ": ".. SUPERAMOS ALGO .."

"Mi vida y Yo ": ".. SUPERAMOS ALGO ..":                                    El ser humano se adapta a todo.     Supera el dolor,cierra historias,empieza de nuevo,olvida... ...

martes, 11 de junio de 2013

JOSE KENTENICH

Padre José Kentenich

Primeros años de vida

José Kentenich nace en Gymnich, Alemania en 1885. Crece sin padre y su madre, de escasos recursos, se ve obligada a llevar a su hijo de 9 años a un orfanato. En la capilla de ese lugar, su madre encomienda la vida de José al cuidado y la educación de la Virgen María, consagrándolo a Ella. Este hecho marcará profundamente para siempre la vida del niño.
A los 11 años descubre que quiere ser sacerdote. Ingresa a la comunidad de los Padres Palotinos, donde, por su temperamento inquieto, su gran amor a la verdad y sus ansias de libertad, no siempre es comprendido por sus superiores. Sufre algunos años de crisis interior. Un salto en la fe y en la confianza en la Virgen lo ayudan a lograr la armonía. Ella será su madre, educadora y maestra en la fe durante toda su vida.

Fundación de Schoenstatt

En 1910 es ordenado sacerdote y comienza a trabajar en la formación de jóvenes. “Desde que fui ordenado sacerdote pude proyectar, formar y modelar en otros, el mundo que llevaba en mi interior”, recordaría años más tarde.
Su programa para la educación de los jóvenes fue el siguiente: “Queremos educarnos bajo la protección de María como personalidades libres, firmes y apostólicas”.
En 1914, en una pequeña capilla abandonada en el valle de Schoenstatt, les propone a estos jóvenes sellar una Alianza de Amor con la Virgen para que Ella se establezca allí y los eduque como hombres nuevos para una sociedad nueva. Es el inicio del Movimiento Apostólico de Schoenstatt.
Durante la primera guerra mundial acompaña espiritualmente a los jóvenes que están en el campo de batalla. Al finalizar la misma, llegan al Movimiento las primeras mujeres. Con muchas de ellas, en 1920, funda la Federación de Mujeres y, posteriormente, en 1926, el Instituto Secular de las Hermanas de María. A éste le seguirán otros cinco institutos seculares fundados por él.

Campo de concentración

Al inicio de la década del ’30, se expanden los peligros del nacionalsocialismo. El P. Kentenich lo detecta y critica en él, la despersonalización y el pensar colectivista, la mentira como sistema y la sustitución del sentir religioso por una concepción racista y partidista. En las listas y archivos de Berlín se inscribe a Schoenstatt como uno de los grupos más peligrosos y hostiles al régimen nazi.
Como consecuencia, en 1941, el P. Kentenich es encarcelado durante seis meses en Coblenza, y en 1942 es llevado al campo de concentración de Dachau, donde permaneció hasta 1945. Durante ese período, funda la Internacional Schoenstattiana y dos institutos seculares: los Hermanos de María y el Instituto de las Familias; también escribe textos teológicos, pedagógicos y ascéticos que muestran la libertad interior plena, la fe en un Dios providente y la dignidad de un hombre que conoce el sentido de su vida.

Viajes internacionales

Después de este tiempo, al finalizar la segunda guerra mundial, decide viajar por el mundo para proclamar el mensaje de Schoenstatt.
Así, entre 1947 y 1952, llega a Latinoamérica y Sudáfrica, lugares donde las Hermanas de María habían fundado Schoenstatt ya en la década del 30. También viaja a Estados Unidos.
En enero de 1952 bendice el primer Santuario de Schoenstatt de la Argentina, en Florencio Varela.

La prueba más dura

Pero la experiencia más dura de su vida llega cuando la Iglesia prueba su fidelidad y obediencia; lo separa del Movimiento y lo envía como exiliado durante 14 años a Milwaukee, Estados Unidos. Muchas dudas acerca de su carisma y de su posición en la Obra por él fundada motivaron esta separación. El Padre Kentenich mantiene intacta su obediencia a la Iglesia y, a la vez, la convicción de que su carisma proviene de Dios. Confía plenamente en que María le allanará el camino para poder realizarlo.
Al finalizar el Concilio Vaticano II es llamado a Roma y reivindicado por el Papa Pablo VI, en diciembre de 1965.

Últimos años

Tres años intensos de trabajo coronan su vida al servicio de su Familia.
El domingo 15 de septiembre de 1968, fiesta de los 7 dolores de María, inmediatamente después de celebrar la Santa Misa, muere en la sacristía de la Iglesia de la Santísima Trinidad, en el Monte Schoenstatt, Alemania.
El epitafio que él eligió para su tumba, “Dilexit Ecclesiam, Amó a la Iglesia”, resume el sentido de su vida, su lucha y su gran sueño. A su tumba, erigida en el mismo lugar de su muerte, llegan innumerables peregrinos de todo el mundo para confiarle sus intenciones.

Rasgos fundamentales de su personalidad

Aquellos que lo conocieron destacaron cuatro rasgos fundamentales de su personalidad:
  • Encarnó la paternidad como un reflejo de la paternidad divina. En un mundo donde se experimenta una multiforme orfandad, quiso regalar a muchos hombres y mujeres su corazón acogedor, paternal y cálido. Para él, la autoridad sólo podía entenderse como un servicio desinteresado a la vida.
  • Era un gran pedagogo que, por medio de un contacto vital con las personas, supo acompañar los procesos de vida, orientarlos hacia el ideal y promover siempre la libre decisión de quienes le fueron confiados.
  • Poseía una destacada capacidad profética. Sabía discernir los signos de los tiempos, con “la mano en el pulso del tiempo y el oído en el corazón de Dios”.
  • Era un hijo de María, a quien profesaba un profundo y tierno amor. Ella es la educadora del hombre nuevo, la promotora de un nuevo orden social y forjadora de una santidad que se compromete con el mundo y con la historia.
En 1975 se abrió su proceso de beatificación, que en la actualidad culminó su fase diocesana para iniciar la que se desarrollará en Roma.
Su obra se extiende por más de 110 países, de los cinco continentes. Personas de la más diversa condición social y cultural, lo tienen como su referente, padre y orientador.

domingo, 9 de junio de 2013

El hombre providencialista es el hombre de visión amplia y profunda. Y tengan en cuenta que tendremos esta visión en amplitud y en profundidad sólo si el Espíritu Santo desarrolla la fe en nosotros, a través de sus dones, hasta su plena madurez


HUERFANO
Abandonado y solitario
Vago por el mundo
Mi padre me ha expulsado
Y no tengo un nido.
Con mano de hierro
Arrancado del amor materno
Me dejaron en el frío
De una multitud sin rostro.
A mi alrededor veo la paz
Palabras entusiastas
Para los padres, alabanzas
Yo sigo entre lágrimas.
Mi corazón muere de frío
Porque nadie me ama
Y yo sigo a la espera
De que alguien me ame. (15- setiembre- 1902)
No perdamos de vista esta intrínseca conexión : el
amor mediante
el cual unos se obsequian a otros en un plano infer
ior constituye un
seguro de que eso acontezca en el plano superior. ...
La relación
básica entre padre e hijo es un seguro para experim
entar la
realidad del Padre celestial. Sin este fundamento d
e vivencias en el
plano humano, el conocimiento y el amor de Dios seg
uirán siendo
una obra inconclusa, aunque el buen Dios regale la
gracia de
alcanzar la entrega a El sin esa asociación en los
planos
inferiores...”

“¿NO ERA ACASO NECESARIO...?”                                                               En el Evangelio de san Lucas, Jesús plantea a los discípulos de
Emaús esta pregunta : “¿No era acaso necesario que
el Cristo
padeciera todo eso y entrara así en su gloria?”.
La historia y misión del Padre Kentenich dan fundam
ento para
descubrir en ellas alguna semejanza con este mister
ioso “¿No era
acaso necesario?”. El tuvo que crecer sin padre. El
poema arriba
transcrito, que él compuso un fin de semana en Ehre
nbreitstein a la
edad de 16 años, refleja “su insatisfecho anhelo de
sentirse hijo
ante un padre. El sufre ante el rechazo de su propi
o padre a
reconocerlo como hijo” ( Hermana Doria Schlickmann,
Los Años de
Vida Oculta, pág. 141).
¿Fue acaso necesario que sufriera todo eso, para as
í convertirse
en el trasparente del Padre celestial que llegó a s
er? Con toda
certeza podemos afirmar que este sufrimiento tuvo u
n persistente
influjo en el desarrollo de su personalidad y poste
rior actividad.
Aquí también constatamos el profundo misterio de la
conducción
divina en su vida.
¿Qué nos dice todo esto? ¿Constato yo también en m
i propia
biografía, en la experiencia y decantación del sufr
imiento y del
desencanto, este “¿acaso no era necesario?...”. Pid
ámosle a
nuestro Padre Kentenich que nos ayude a profundizar
y dar nuestro
Sí al misterio de la conducción divina en nuestra v
ida personal. Y
que podamos acompañar servicialmente a los nuestros
en este
camino.
Félix Kreutzwald
LAS HUELLAS DE DIOS
El Santuario Hogar lugar privilegiado en donde como familia podemos descubrir las
huellas de Dios en nuestra vida
El método de la Fe Práctica en la Divina Providencia , sus pasos para descubrir
y discernir la voluntad de Dios tanto en lo personal como familiar.
Que el Santuario Hogar, sea una escuela en donde aprendemos a descubrir el
querer de Dios para nuestra Familia, y para la vida.
La Fe Práctica en la Divina Providencia
Al proclamar Benedicto XVI un año de la Fe, queremos descubrir cómo el Pa
-
dre José Kentenich nos invita a vivir nuestra Fe, de una manera práctica.
La Fe Práctica en la Divina Providencia es uno de los mayores aportes de la es
-
piritualidad de Schoenstatt a la Iglesia, que nos lleva a descubrir a Dios y su voluntad
en medio del mundo, en y a través de las creaturas, de lo material, de los afanes y cir
-
cunstancias concretas de la vida. No es solo una confianza en Dios, sino más bien una
cosmovisión, una búsqueda activa del Dios de la vida y de la historia que involucra
toda nuestra existencia, un camino de santidad para el mundo actual. Para las familias
es un método a través del cual, en Alianza de Amor se va descubriendo el querer de
Dios para cada familia, matrimonio, hijos, mundo laboral, social, etc.
El Santuario Hogar lugar donde como familia
descubrimos las
“huellas de Dios”
La Hna. Annete Nailis en el libro
“La santificación de la vida diaria”
explica
que todas las cosas son huellas y deseos encarnados de Dios:
“Las cosas de este
mundo no sólo tienen un valor propio, sino que además una significación simbólica.
Todas ellas son como pequeños profetas de Dios, que por encargo suyo nos traen una
buena nueva de Dios, de sus atributos y de sus propósitos, para inflamarnos en un
gran amor a Dios”.
Así,
todo lo que se viva dentro del santuario hogar
nos debe llevar a Dios.
Cada experiencia filial y fraterna debe llegar a ser camino para encontrarse con nuestro creador. Por el contrario, cuando las relaciones familiares no son cálidas y pierden
humanidad, se van depositando las semillas de la deshumanización.

Movimiento Apostólico de Schoenstatt, un movimiento dentro de la Iglesia

Movimiento Apostólico de Schoenstatt, un movimiento dentro de la Iglesia


El Movimiento de Schoenstatt se cuenta entre los más antiguos de los " movimientos y nuevas comunidades" de la Iglesia Católica.
Fue fundado por el Padre José Kentenich (1885 - 1968). Su nombre deriva del lugar donde surgió: Schoenstatt, un barrio del pueblo de Vallendar, próximo a Coblenza, Alemania. La fundación tuvo lugar el 18 de octubre de 1914, en el "Santuario original", una modesta capilla consagrada a la Sma. Virgen. Schoenstatt interpreta esa fundación como una "Alianza de Amor" según el modelo bíblico de la Alianza de Dios con los hombres.
La Sma. Virgen, la mujer que está cerca de Dios y de los hombres, desempeña un papel central en esa Alianza de Amor. Mediante dicha Alianza, en la cual es muy importante la mutua responsabilidad de los aliados, se le pide a la Sma. Virgen que obre especialmente en Schoenstatt como madre y educadora de los cristianos, y los conduzca así hacia un amor a Dios y a los hombres que sea profundo y vital, y capaz de proyectarse en la vida diaria.
La Alianza de Amor con la Sma. Virgen, y la consiguiente vinculación al "Santuario original", se convirtieron en eje de Schoenstatt en cuanto centro de espiritualidad, y en eje y hogar espirituales del Movimiento apostólico internacional de Schoenstatt.
Hoy Schoenstatt es centro internacional y espiritual del Movimiento de Schoenstatt, presente en más de 110 países. En todo el mundo existen unos 200 centros de Schoenstatt con su correspondiente "Santuario de Schoenstatt", copia fiel del Santuario original que se alza en Schoenstatt/Vallendar. Schoenstatt acompaña y forma a varios millones de personas en su camino de fe, sobre todo mediante la "Campaña de la Virgen Peregrina de Schoenstatt", surgida en 1950 en Brasil. A través de esta Campaña, la Iglesia va en busca de los hombres con una pastoral misionera y de encuentro.
La espiritualidad de Schoenstatt está marcada decisivamente por la fe en la conducción divina en la vida diaria y por un organismo de vinculaciones a personas, lugares e ideales.
Ya décadas antes del Concilio Vaticano II el P. Kentenich percibió con claridad que la Iglesia necesitaba personas y comunidades que estuvieran formadas desde lo interior de sí mismas y no por el entorno que las rodeaba; personas y comunidades que en el "espíritu de los hijos libres de Dios" supieran decidirse personalmente por Dios. Schoenstatt considera que una de sus principales tareas es mantener vivo el espíritu del Concilio Vaticano II y ayudar a plasmarlo cada vez más en la realidad de la Iglesia.
En la labor concreta se trata de crear las condiciones pedagógicas que promuevan una fe que cale en la vida cotidiana. Junto con otros medios prácticos para la educación de la personalidad, la espiritualidad de Schoenstatt ofrece sobre todo una formación sustentada en la vida misma: en los acontecimientos, los hombres, los encuentros, el Dios de la Vida nos habla y llama a obrar concretamente.
En la Alianza de Amor y en la vinculación a los diferentes Santuarios de Schoenstatt, los hombres hallan un hogar en el amor misericordioso de Dios que es fundamento firme para la actividad apostólica. Se entregan al amor redentor de Cristo que impulsa hacia la acción evangelizadora. Tal como lo acentuara el P. Kentenich en armonía con el Concilio, el objetivo es modelar el mundo desde adentro y en el Espíritu Santo, llevar en sí mismo la atmósfera religiosa y encauzarla hacia el entorno. De este modo Schoenstatt procura generar un clima en el cual crezcan hombres, cristianos, que se decidan libremente, que tomen iniciativas, conscientes de la responsabilidad que tienen para consigo mismos, para con los demás y para con el mundo, que se alegren de la variedad de vocaciones y carismas.
Los miembros del Movimiento trabajan en una gran cantidad de proyectos educativos, asistenciales, actividades en el campo de las misiones, la cultura y la política, particularmente en colaboración con otras comunidades religiosas e iniciativas de la Iglesia

HISTORIA DE SCHOENSTATT

Historia

Panorama de la Historia de Schoenstatt: desde la capilla hasta los confines del Mundo
Cuando el P. Kentenich y los estudiantes sellaron la Alianza de Amor con María en la pequeña capilla en el valle de Schoenstatt, nació un lugar gracias, que se convirtió en el origen de un Movimiento que crecería, y se expandería pero que también experimentaría severas pruebas y tormentas.
El Padre Kentenich quería, esencialmente, crear una vida espiritual que fuera adaptable a condiciones de cambios rápidos del mundo moderno. Los propósitos y planes de los jóvenes estudiantes fueron duramente puestos a prueba cuando muchos de ellos fueron llamados a servir en los frentes de batalla en la primera guerra mundial. Fue ahí que, esta nueva visión y vida pasaron la prueba, y la vida y el testimonio de los jóvenes miembros de Schoenstatt - apoyados por la revista MTA que llevó sus experiencias más allá de sus propios rangos - atrajeron a más personas de diferentes estados de vida.

Entre Guerras

Entre las guerras, Schoenstatt empezó a crecer como un centro de retiros que servía a distintos grupos de personas de diferentes estados de vida. El mismo P. Kentenich dio muchas de las charlas y retiros, desarrollando el tema de la Alianza de Amor con María. El hizo énfasis en como el mundo se movía hacia una nueva era y la Iglesia debía dar una respuesta convincente a las necesidades del tiempo. Durante los años 30, las actividades del Movimiento fueron seguidas desde cerca por los Nazis.
Al mismo tiempo, El P. Kentenich empezó a enviar Hermanas de María a otros continentes para expandir el movimiento en los diferentes países. Era muy común que antiguos estudiantes de la generación fundadora, que ahora trabajaban como Padres Pallotinos en otros continentes, abrieran las puertas para ellas.

Internacional

En 1941 el P. Kentenich fue arrestado y enviado al campo de concentración de Dachau por cuatro años. Él empezó a expandir Schoenstatt ahí entre los prisioneros, también italianos, polacos, checos y de otras nacionalidades.
En 1944 fundó, junto con ellos, la "Internacional."
El primer santuario filial fue inaugurado el 18 de octubre de 1943, por Mons. Alfredo Viola, Obispo de Salto, en Nueva Helvecia, Uruguay. Los santuarios filiales surgieron por iniciativa de las Hermanas de María alemanas que fueron enviadas como misioneras a los países sud-americanos.
Las Hermanas de Uruguay se habían dado cuenta lo difícil que era vincular un pueblo a un santuario distante, y además de eso, en territorio alemán, en un tiempo de guerra y subjeción al nacismo. Tuvieron la iniciativa de construir una réplica del Santuario Original, que fue inaugurada el 18 de octubre de 1943, en Nueva Helvecia. Por ese entonces, el Fundador, P. José Kentenich, estaba en Dachau, por eso no fue posible pedir antes su consentimiento expresamente.
Al recibir noticias de este hecho, el P. Kentenich vio una acción divina y asumió la idea de construir un santuario filial en cada lugar donde Schoenstatt florecía. Hoy Schoenstatt no es solo un lugar de gracias a orillas del Rin en Alemania. En torno a cada santuario filial (200 hoy en día) Schoenstatt es también un lugar hermoso donde muchos podemos experimentar la presencia de Dios. Schoenstatt es una "red de santuarios" y quiere ser un puente entre la tierra y el cielo, hasta que todo el mundo se convierta en un "lugar hermoso."

Frutos de "Dachau"

En Dachau el Padre Kentenich pudo experimentar en si mismo, y en la vida de aquellos schoenstattianos que lo acompañaban, la fuerza transformadora y victoriosa de la Alianza de Amor con la Sma. Vir­gen, con la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt.
Alianza de Amor vivida, ciertamente, a la altura de la «Inscriptio», es decir, con una predisposición positiva frente a la realidad de la Cruz y del sufrimiento. En ese banco de pruebas vivió el choque frontal entre el «poder de las tinieblas» (cf Col. 1, 13) y la Gran Señal, la «Mujer reves­tida del sol» (cf Apoc 12, 1). Y allí recibió una doble confirmación: por una parte, la catástrofe antropológica hacia la cual marchaba el Occi­dente; por la otra, el sello divino de la Obra que había fundado. Más aún, percibió que el «fenómeno Dachau» no era un hecho aislado, sino más bien el preludio de lo que, de una u otra manera, iba a suceder en todo el mundo. Los campos de concentración -afirmará- han sido, al mismo tiempo, «campos de preparación».
De ahí que, saliendo de Dachau, cambiara la estrategia en la conducción de la Familia de Schoenstatt. Si hasta ese momento, es decir, durante treinta años, su acción se caracterizó por un estilo más bien silencioso y prudente, en adelante su actuar llevará la impronta del riesgo, la audacia y una dinámica mucho más fuerte.
Debemos registrar también otro hecho decisivo: en el campo de concentración, el Padre Kentenich fundó la «Internacional» de Schoenstatt. A ello lo llevó una lectura creyente de las circunstancias, de los signos de los tiempos. Allí se encontraban prisioneros sacerdotes de diversos países de Europa. En ese acontecimiento, ¿Dios no le esta­ba indicando un camino para darle una dimensión y dinámica inter­nacionales a la Obra que había comenzado? El 18 de octubre de 1944, bajo la lluvia, el Padre Kentenich dio un paso decisivo hacia adelante: «... Hoy queremos formar aquí una «Internacional». Todos están repre­sentados. Hasta ahora Schoenstatt era una obra limitada. Hoy rompe el marco y se hace internacional».
En Dachau, y en el Tercer Documento de Fundación, encontra­mos las claves decisivas que iluminan todo el periodo siguiente de su acción apostólica. Tras haber podido percibir, en forma directa, los extremos de rebajamiento del hombre a que conduce todo proyecto colectivista -cualquiera sea su variante o tonalidad-, tras experimentar el espíritu con el cual se puede vencer ese tipo de hombre y darle a su Obra una base conscientemente internacional, el Padre Kentenich parte de Dachau. Y, en cuanto se lo permiten las circunstancias, sale al mun­do en búsqueda de aliados: «Nuestra misión mariana no me ha dejado en paz; me ha dado fuerza y coraje para rastrillar todo el mundo, buscando aliados que me ayuden a realizar plenamente esta misión» (carta al Padre Carlos Sehr, 1956). Entre 1947 y 1952, visito a Sudáfrica, Brasil, Argentina, Uruguay, Chile y Estados Unidos.

Pruebas

Durante este periodo escribió una larga carta a las autoridades de la Iglesia en Alemania, que puso sobre el altar del santuario en Bellavista, Chile, el 31 de Mayo de 1949. En esta carta, el P. Kentenich resalta los peligros que enfrenta la Iglesia debido a algunos modelos de pensamiento teológico que separaban la vida de Dios de su creación y a nuestra humanidad del Espíritu, una actitud que él describe como un "pensar, vivir y amar mecanicista." La carta no fue comprendida sino considerada como ofensiva. Una respuesta a esto fue la visitación a Schoenstatt por parte de las autoridades eclesiales luego de la cual, el P. Kentenich fue exiliado a los Estados Unidos por 14 años. Durante este tiempo, el Movimiento en Schoenstatt y en otros países sufrió una severa presión y estuvo cerca de ser disuelto en varias ocasiones. En el Movimiento, este tiempo llevó a una entrega heroica y a muchos sacrificios, siguiendo el ejemplo de amor a la Iglesia de su Fundador.
El Concilio Vaticano II abrió una nueva visión de la Iglesia que comprendió mejor la obra del P. Kentenich y en 1965 fue llamado de regreso a su tierra y plenamente restituido por el Papa Paulo VI. Durante los tres años siguientes le fue posible continuar con su trabajo con el Movimiento, murió el 15 de septiembre de 1968.
Después de la muerte del Padre Kentenich, el Movimiento de Schoenstatt permaneció profundamente vinculado a la persona del Fundador, trabajando en el crecimiento de una fidelidad creativa a su misión y a su carisma, adaptándose a nuevos ambientes culturales y a retos históricos.

Rumbo al centenario de la Alianza

En 1985, la celebración del cumpleaños número 100 del P. Kentenich, el Movimiento de Schoenstatt se unió en una gran celebración internacional en Schoenstatt y Roma, bajo el lema: Tu Alianza - nuestra Vida.
Desde entonces, el Movimiento se ha extendido en más países y, recuperándose de los "años de exilio," trabaja para ofrecer su contribución a la Iglesia y a la sociedad, también en colaboración con otros movimientos eclesiales.
Desde el 1° al 7 de febrero de 2009, la Conferencia 2014 dío inicio a nivel mundial a la preparación del centenario de la Alianza de Amor, comenzando con el 18 de octubre de 2013, y culmindando con una peregrinación masiva al Santuario Original, el 18 de octubre de 2014, y luego a Roma.
El documento de la Conferencia 2014 dice:
La "piedra fundamental" es la celebración del acontecimiento fundacional. En torno a ella se nuclean los demás componentes de la celebración: en Schoenstatt, en Roma y localmente.
A partir de los aportes de los distintos países percibimos claramente que la MTA nos invita a una peregrinación abierta al santuario original el 18 de octubre de 2014. El lugar y el tiempo tienen para nosotros carácter de sacramentales.
La celebración en el lugar de origen debe estar en conexión simultánea con todo el mundo. Así se manifiesta la amplitud de irradiación de la corriente de gracias del santuario original y la gran fecundidad que retorna al Schoenstatt original después de 100 años.
La celebración jubilar tiene otro polo en Roma. Con nuestro Padre nos congregamos en el corazón de la Iglesia para renovar nuestro compromiso con ella y acentuar nuestro carácter misionero. Llevamos los frutos de nuestros Santuarios y nuestros proyectos apostólicos como regalo, y le pedimos al Santo Padre que nos envíe. Asumimos así el deseo del Fundador que está expresado en el santuario de Belmonte: omnia Matri Ecclesiae.
Fuente: Schoenstatt.org