martes, 2 de julio de 2013

Schoenstatt Santuario Original y el P. Kentenich

Historia de Schoenstatt 3° Parte

Historia de Schoenstatt 2° Parte

Historia de Schoenstatt 1° Parte

Schoenstatt

PADRE JOSE KENTENICH


Padre José Kentenich

Primeros años de vida

José Kentenich nace en Gymnich, Alemania en 1885. Crece sin padre y su madre, de escasos recursos, se ve obligada a llevar a su hijo de 9 años a un orfanato. En la capilla de ese lugar, su madre encomienda la vida de José al cuidado y la educación de la Virgen María, consagrándolo a Ella. Este hecho marcará profundamente para siempre la vida del niño.
A los 11 años descubre que quiere ser sacerdote. Ingresa a la comunidad de los Padres Palotinos, donde, por su temperamento inquieto, su gran amor a la verdad y sus ansias de libertad, no siempre es comprendido por sus superiores. Sufre algunos años de crisis interior. Un salto en la fe y en la confianza en la Virgen lo ayudan a lograr la armonía. Ella será su madre, educadora y maestra en la fe durante toda su vida.

Fundación de Schoenstatt

En 1910 es ordenado sacerdote y comienza a trabajar en la formación de jóvenes. “Desde que fui ordenado sacerdote pude proyectar, formar y modelar en otros, el mundo que llevaba en mi interior”, recordaría años más tarde.
Su programa para la educación de los jóvenes fue el siguiente: “Queremos educarnos bajo la protección de María como personalidades libres, firmes y apostólicas”.
En 1914, en una pequeña capilla abandonada en el valle de Schoenstatt, les propone a estos jóvenes sellar una Alianza de Amor con la Virgen para que Ella se establezca allí y los eduque como hombres nuevos para una sociedad nueva. Es el inicio del Movimiento Apostólico de Schoenstatt.
Durante la primera guerra mundial acompaña espiritualmente a los jóvenes que están en el campo de batalla. Al finalizar la misma, llegan al Movimiento las primeras mujeres. Con muchas de ellas, en 1920, funda la Federación de Mujeres y, posteriormente, en 1926, el Instituto Secular de las Hermanas de María. A éste le seguirán otros cinco institutos seculares fundados por él.

Campo de concentración

Al inicio de la década del ’30, se expanden los peligros del nacionalsocialismo. El P. Kentenich lo detecta y critica en él, la despersonalización y el pensar colectivista, la mentira como sistema y la sustitución del sentir religioso por una concepción racista y partidista. En las listas y archivos de Berlín se inscribe a Schoenstatt como uno de los grupos más peligrosos y hostiles al régimen nazi.
Como consecuencia, en 1941, el P. Kentenich es encarcelado durante seis meses en Coblenza, y en 1942 es llevado al campo de concentración de Dachau, donde permaneció hasta 1945. Durante ese período, funda la Internacional Schoenstattiana y dos institutos seculares: los Hermanos de María y el Instituto de las Familias; también escribe textos teológicos, pedagógicos y ascéticos que muestran la libertad interior plena, la fe en un Dios providente y la dignidad de un hombre que conoce el sentido de su vida.

Viajes internacionales

Después de este tiempo, al finalizar la segunda guerra mundial, decide viajar por el mundo para proclamar el mensaje de Schoenstatt.
Así, entre 1947 y 1952, llega a Latinoamérica y Sudáfrica, lugares donde las Hermanas de María habían fundado Schoenstatt ya en la década del 30. También viaja a Estados Unidos.
En enero de 1952 bendice el primer Santuario de Schoenstatt de la Argentina, en Florencio Varela.

La prueba más dura

Pero la experiencia más dura de su vida llega cuando la Iglesia prueba su fidelidad y obediencia; lo separa del Movimiento y lo envía como exiliado durante 14 años a Milwaukee, Estados Unidos. Muchas dudas acerca de su carisma y de su posición en la Obra por él fundada motivaron esta separación. El Padre Kentenich mantiene intacta su obediencia a la Iglesia y, a la vez, la convicción de que su carisma proviene de Dios. Confía plenamente en que María le allanará el camino para poder realizarlo.
Al finalizar el Concilio Vaticano II es llamado a Roma y reivindicado por el Papa Pablo VI, en diciembre de 1965.

Últimos años

Tres años intensos de trabajo coronan su vida al servicio de su Familia.
El domingo 15 de septiembre de 1968, fiesta de los 7 dolores de María, inmediatamente después de celebrar la Santa Misa, muere en la sacristía de la Iglesia de la Santísima Trinidad, en el Monte Schoenstatt, Alemania.
El epitafio que él eligió para su tumba, “Dilexit Ecclesiam, Amó a la Iglesia”, resume el sentido de su vida, su lucha y su gran sueño. A su tumba, erigida en el mismo lugar de su muerte, llegan innumerables peregrinos de todo el mundo para confiarle sus intenciones.

Rasgos fundamentales de su personalidad

Aquellos que lo conocieron destacaron cuatro rasgos fundamentales de su personalidad:
  • Encarnó la paternidad como un reflejo de la paternidad divina. En un mundo donde se experimenta una multiforme orfandad, quiso regalar a muchos hombres y mujeres su corazón acogedor, paternal y cálido. Para él, la autoridad sólo podía entenderse como un servicio desinteresado a la vida.
  • Era un gran pedagogo que, por medio de un contacto vital con las personas, supo acompañar los procesos de vida, orientarlos hacia el ideal y promover siempre la libre decisión de quienes le fueron confiados.
  • Poseía una destacada capacidad profética. Sabía discernir los signos de los tiempos, con “la mano en el pulso del tiempo y el oído en el corazón de Dios”.
  • Era un hijo de María, a quien profesaba un profundo y tierno amor. Ella es la educadora del hombre nuevo, la promotora de un nuevo orden social y forjadora de una santidad que se compromete con el mundo y con la historia.
En 1975 se abrió su proceso de beatificación, que en la actualidad culminó su fase diocesana para iniciar la que se desarrollará en Roma.
Su obra se extiende por más de 110 países, de los cinco continentes. Personas de la más diversa condición social y cultural, lo tienen como su referente, padre y orientador.
Nuevo Schoenstatt: Misiones 2501 (1888) Florencio Varela - Buenos Aires - Argentina

PORQUE LA VIRGEN TIENE DIFERENTES NOMBRES

Advocación de María

¿Por qué la Virgen María tiene diferentes nombres?

Es común que nos preguntemos: ¿Por qué hay tantas advocaciones diferentes de la Virgen María? La respuesta es simple: No es que haya diversas Vírgenes, por más que hablemos de la Virgen de Luján, la Virgen de Fátima, la Virgen de Lourdes, de María Auxiliadora... o cualquier otra de las múltiples advocaciones o títulos existentes. Para comprenderlo, podríamos cambiar la preposición “de” por la preposición “en”. Existe una única y misma Virgen María, Madre de Dios y Madre de todos los hombres, que se ha manifestado -y manifiesta- en diversos lugares: en Luján; en Itatí; en Lourdes o como María Auxiliadora. Al hablar de la Virgen de Schoenstatt, queremos decir lo mismo: es la Virgen María que se ha manifestado en Schoenstatt.

Su título: “Madre, Reina y Victoriosa tres veces Admirable de Schoenstatt”

Cristo, al morir en la cruz, nos dejó a María como nuestra Madre. Ella también es Reina si le damos el poder de actuar en nuestras vidas para conducirnos a Dios y utilizarnos como sus instrumentos.
En la historia de la Obra de Schoenstatt se ha manifestado como Victoriosa en innumerables situaciones difíciles. También puede serlo en nuestras vidas.
La Santísima Virgen es tres veces Admirable como Madre de Dios, Madre del Redentor y Madre de los redimidos. Es admirable por su fe, por su esperanza y por su caridad.
María eligió el lugar de Schoenstatt para actuar desde allí con su misión especial de Madre, Reina y Educadora en nuestras vidas.

Origen de la advocación

Madre tres veces Admirable de Schoenstatt

María es venerada en Schoenstatt bajo esa advocación. El nombre “Madre tres veces Admirable” (en latín Mater ter Admirabilis, y abreviado MTA), proviene de Ingolstadt, al sur de Alemania. En el siglo XVI, época de la reforma protestante, los miembros de la Congregación Mariana de Ingolstadt habían actuado activamente y con gran fecundidad en la defensa y propagación de la fe católica. En esa Congregación veneraban a María como “Mater ter Admirabilis”. En la época de la fundación de Schoenstatt, los jóvenes que habían sellado la Alianza de Amor, querían ser para su tiempo lo que aquellos congregantes marianos de Ingolstadt habían sido para el suyo, por eso quisieron tomar el nombre de su advocación y venerar a María como “Madre tres veces Admirable de Schoenstatt”.
En un sentido más amplio, podemos afirmar que la expresión “tres veces Admirable” significa: muy admirable o admirable por múltiples motivos. Por ejemplo, como Madre de Dios, Madre del Redentor y Madre de los redimidos. O como Madre de la fe, de la esperanza y de la caridad, etc.

Reina

Más tarde, en 1939, se añadió al nombre oficial de la Virgen de Schoenstatt la palabra: "Reina". Schoenstatt era perseguido por la dictadura nazi. El Padre Kentenich comparó esta lucha, en su momento, al enfrentamiento del pequeño David con el gigante Goliat. Surgió entonces en las filas de Schoenstatt una corriente de coronación: reconocer que María, en la Alianza de Amor, no sólo es Madre, sino que también tiene poder de Reina y, como tal, puede contar –más allá de nuestro desvalimiento humano– con nuestra fidelidad de aliados e instrumentos suyos, también en las circunstancias más difíciles.

Victoriosa

El título de "Victoriosa" surgió hacia el final de la vida del Padre José Kentenich, en 1966. Después de 14 años de haber sido separado de su Obra por la Iglesia, el Papa Pablo VI declaró su rehabilitación al final del Concilio Vaticano II, y así el Padre Kentenich pudo regresar a Schoenstatt. En medio de todas las oscuridades que debieron atravesar el Padre Kentenich y su Obra en los años anteriores, siempre lo movió una total confianza en la victoria final de la Santísima Virgen. Por eso, en reconocimiento al poder vencedor de María en la historia de la Obra de Schoenstatt, quiso que, en adelante, al título de Madre y Reina de Schoenstatt se añadiese el de "Victoriosa".
María, como nuestra Reina, a quien nos entregamos como aliados e instrumentos, se manifiesta en nuestra vida como la gran victoriosa que vence todos los poderes del mal y nos intercede las gracias que necesitamos para llegar a la plenitud de hijos de Dios.
De allí surge la advocación completa: Madre, Reina y Victoriosa tres veces Admirable de Schoenstatt.
Muchos miembros del Movimiento de Schoenstatt, en especial en los países de habla hispana, la llaman de manera familiar, simplemente, “Mater”, que significa “Madre” en latín.